Estudio sobre la destrucción
Óleo sobre tabla / 40 x 40 cm
Esta obra nació de una pintura de gran formato, un metro treinta por un metro, en la que aparecía un hombre mayor en una habitación oscura, de brazos cruzados, mirando al espectador. Sin embargo, nunca terminé de estar satisfecho con ella. Poco a poco, comencé a transformarla, a reducirla y a destruirla hasta que apenas quedó en pie el retrato, también herido, aunque luego reconstruido en parte.
Es un trabajo que reflexiona sobre cómo la destrucción puede convertirse en construcción, y sobre la distancia inevitable entre lo que imaginas el primer día y lo que termina siendo una obra. Quizá sea uno de mis procesos más extremos, cercano a otras piezas donde el fuego o la desaparición total marcan el resultado final.
El marco también forma parte de esa lógica: es el único blanco de la exposición, creado específicamente para este cuadro, pintado de manera impulsiva, con brochazos visibles que refuerzan la misma anarquía que sostiene la pieza.

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